domingo, 18 de diciembre de 2016

Una Rosa Desterrada



¿Qué la Fabiolita se fue de viaje con el novio? ¿Cómo? ¿Así no más? ¿Cómo hombre y mujer?  como se nota que ya son otros tiempos, hoy en día na más le pican al aparatito ese que traen en la mano y consiguen marido, ¿De que te ríes?, ¿Tu también andas embelesada todo el día?, no cabe duda que cada vez vamos de mal en peor, bueno el caso es que le picas al aparato ese y al siguiente día resulta que se van a cruzar el charco, así no más, sin conocerse, sin bendición, ni nada, ¡pues que se creen! ¡Al paso que vamos el Juparé va a desaparecer!, entre los muchos que migran pal otro lado y las muchas que consiguen marido por medio de esa cosa, ya no quedará ni un alma en este pueblo para piscar algodón. Si tu Tata viviera le metería un plomazo en la barriga a cualquier cabrón que osase robarle a su nieta. Pero ahora, todo mundo se hace de la vista gorda, supongo que es la maldita hambre, la maldita hambre de este pueblo hediondo, ni agua, ni trabajo provee, así, ni como sembrar tomatillo, y con este pinche sol que nos quema hasta el tuétano, no me extraña ni tantito ver a los indios foqueándose todo el día, por su culpa paso las noches a obscuras en el tejaván, ¡Ha! pero ya me olvidaba a que viniste. ¡Sí claro!, tu mamá estaba muy pequeña cuando la Rosa se fue, pero yo si me acuerdo requete bien, si yo le ayudé a hacer su maleta, le empaque un poco de capirotada que nos había sobrado de la semana santa y unas tortillas de harina para el camino, me estaba orinando del miedo, si mi Apá me hubiese sorprendido ayudándola me mataba a palazos junto con ella. No, aquellos tiempos no eran como los de hoy, ¡qué va a ser!, en esos tiempos obedecíamos a nuestros padres, respetábamos a los mayores, comíamos carne roja, no esa cosa que se pega como chicle en los intestinos, ¿Cómo dices que se llama? Maruchan, si esa mera.

La Rosa sufrió mucho, que si sufrió, dímelo a mí, yo le dije, no te vayas Locha, no seremos ricos pero frijol yurimuni y queso panela nunca nos hace falta, no estás fea, con esas trenzotas negras como el azabache y esas caderas no faltará quien te pida a mi Apá, pero no escuchó ni tantito mis suplicas, ella no era como nosotras, tenía demasiadas aspiraciones para haber nacido en este pueblo. Pues no te digo que la causa de su partida fue por querer saber demasiado, a regañadientes mi Apá la dejó estudiar enfermería en Huatabampo, pero no tardaron en llegar los chismes, que según la Rosa ya no era digna de vivir en esta casa y ya sabes, todas esas cosas que inventan las personas envidiosas que no conocen el amor. Aún recuerdo esa noche, estaba mi Apá debajo del mezquite, sentadito en su butaca, esperándola pacientemente cuando escuchamos los tacones de mi hermana estrellarse contra la pared, la que se armó ese día en la casa, y nosotras pues que podíamos hacer, ni chistar, calladitas detrás de la puerta escuchamos todo. ¿Que dónde estaba mi Amá? pues donde más, ¡ahí, viéndolo todo!. Mi niña no seas tan dura con ella, esa pobre que iba a hacer, si lo más cercano al amor que conoció fueron las vacas que ordeñó, acuérdate que mi Apá la recogió con un hijo y ella siempre se sintió en deuda con él. Pero bueno, esa es otra historia, ya te la contaré después.

¡Hay pobre Rosa!, agarró su maleta y tomó camino para Tijuana. Algunos años después me confesó que poco después de su partida se vengó de tu Tata revolcándose con el primer Yori que encontró, según ella para que hablará con razón. Aunque su mejor amiga la Chuyita, no se cansó de tamborearle la puerta y rogarle que no lo hiciera, ella no escuchó razones, el único lenguaje que comprendía era el del dolor. ¿Qué si le afectó? Pos tu que crees, tuvieron que pasar años para que la Rosa volviera a ser aceptada en la casa, hasta que su hijo ya estaba bien entrado en años volvió a pisar suelo jupareño. Pero no te creas, no quedó muy bien de la cabeza, yo no sé si tantos años viviendo en el gabacho o utilizar tanto blanqueador le afectó la razón, pero ni el amor del Polaco, el Griego y el Gringo nos la pudieron regresar. Sí, todavía recuerdo su última boda como si fuese ayer, se paseó por todo el Juparé de vestido blanco, allá iba con las enaguas arremangadas entre las piernas, arrastrando salitre, buscando perdón. Terminó su recorrido en el panteón, entregando su ramo de novias a tu Tata como símbolo de redención, lo que la loca no se enteró es que lo olvidó en la tumba equivocada.

Sonmi 411

2 comentarios:

  1. Por eso un día nublado se regreso
    y vio que acá en su puerto siempre calentaba el sol
    y cuando alguien le pregunta de las cosas que aprendió contesta
    "QUE VIAJAR A VECES NO ES MEJOR..."

    Pero aprendió.

    Seguro que Rosa tiene historias que contar, un corazón mas musculoso, y una locura orgullosa.

    Me gusta.

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  2. Hay historias que no se acaban hasta que se consuman.

    Bienvenido a mi mundo niño.

    Gracias.

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